Mientras la política argentina se sacude con internas, encuestas y posibles alianzas, el presidente Javier Milei parece tener otros focos de interés durante sus largas noches en la Quinta de Olivos.
Según cuentan las malas lenguas, el mandatario no solo se entretiene con videos de alto voltaje, sino que también reparte “me gusta” en Twitter a perfiles de mujeres autodenominadas “gatas”, esas que venden contenido erótico o promocionan encuentros de dudosa discreción.
"A Milei lo conocí en Crónica y nos pasamos los teléfonos. A los tres días, ocho mensajes. ¿Qué eran? Videos pornográficos, a las 3 de la mañana", cuenta el Patón Basile con @mendeztomascba
— La estamos viendo (@LaEstamosViendo) May 19, 2024
El país en manos de un pajero. Fin. pic.twitter.com/KiiJAZAnAI
El algoritmo presidencial, al parecer, ya aprendió de memoria las preferencias del jefe de Estado: pornografía y gatos. La combinación es extraña, pero efectiva.
No faltan los que ironizan que, mientras la inflación no da tregua, el verdadero “índice de satisfacción” que sigue Milei se mide en corazoncitos virtuales durante la madrugada.
En el Congreso, algunos opositores deslizan que esta doble vida digital podría explicar por qué el presidente se muestra somnoliento en reuniones de Gabinete o hiperactivo en discursos: depende de cuánto “scroll nocturno” le haya dedicado a su timeline de placer culpable.
Lo cierto es que, entre la motosierra, las disputas con la oposición y su vida digital a todo ritmo, Milei parece decidido a demostrar que la política siempre tiene lugar para una nueva extravagancia, aunque esta vez venga con filtros sugerentes y fotos de perfil con orejitas de gato.
