Política
Exclusivo de NONA

Escala, cálculo y misterio: Kicillof aterrizó en Mar del Plata por una calculadora

Imagen exclusiva de la llegada del gobernador bonaerense Axel Kicillof a Mar del Plata.

Según una filtración que por ahora circula entre risas en los pasillos del poder, Axel Kicillof (gobernador de la provincia de Buenos Aires y economista de profesión) tomó un avión con destino a un acto en la Quinta Sección Electoral y, en pleno vuelo, hizo una parada de emergencia en Mar del Plata para comprarse una calculadora porque (dijo a sus asesores) “no le cierran los números”.

El episodio, contado con sorna por un vocero “que pidió quedar en el anonimato para no quedar en la lista de reparos presupuestarios”, habría comenzado cuando Kicillof revisó unas planillas y, con cara de quien encuentra una variable fuera de lugar, ordenó modificar la ruta: “Parada técnica en Mar del Plata, traigan la tarjeta”, se le escuchó decir (o eso repiten en el equipo) antes de bajar del avión rumbo a la primera casa de electrónica que encontraron abierta.

En la sucursal, el gobernador exigió la calculadora más sofisticada del local, la que promete “resolver problemas complejos en 0,3 segundos”.

Probablemente esperando que el artefacto supiera de peronismo, federalismo y asignaciones familiares, la compró y volvió con la confianza de quien cree en los milagros tecnológicos. El vendedor, experto en ventas y en chistes locales, le aseguró: “Con esto no falla”.

La ironía llegó cuando, en plena prueba, el nuevo instrumento exhibió el mismo diagnóstico que sus asesores: “Los números no cierran”. Según la versión más simpática de los hechos, la calculadora no tardó en enviar un mensaje de texto al gobernador: “Che, loco, no es problema mío, revisá el trazo”.

Lo sorprendente para quienes contaban la historia fue que la calculadora vino a confirmarle lo que ya sospechaban: el error no era de la máquina, sino humano.

En el entorno de Kicillof, entre risas y resignación, se habría sugerido convocar a un “taller intensivo de cuentas” para funcionarios. Otros, menos formales, propusieron que la próxima vez que el gobernador sienta que “no le cierran los números”, haga la escala en una escuela primaria: “Ahí te enseñan a sumar sin necesidad de escala aérea”.

Por ahora no está claro si la calculadora será incorporada a la nómina de desayuno de gabinete o si pasará a integrar la colección de objetos emblemáticos que, según la tradición, toda gestión política suma entre anécdotas y memes.

Lo que sí queda probado (al menos para los vendedores de Mar del Plata) es que, para arreglar presupuestos, hace falta más que una buena calculadora: a veces alcanza con saber usarla.

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