VIDEO | "¡Auxilio, me pega la pobreza!": la salida que no fue y el abrazo que sí

La escena, según versiones que circulan con más rapidez que un tuit enojado, ocurrió cuando la ex presidente Cristina Fernández de Kirchner intentó asomar la cabeza fuera de su departamento (donde, recordemos, cumple prisión domiciliaria tras la confirmación de una condena) y una seguidora, en un arrebato de devoción, se acercó para besarla y abrazarla.
La consecuencia: un grito que fue aplaudido por algunos y viralizado por todos. "¡Ayúdenme! ¡Un pobre me está atacando!", habría exclamado la ex mandataria, que por un segundo confundió el afecto con una suerte de epidemia social.
UHHHH LO QUE CUENTA FEINMANN TRAS EL VIDEO VIRAL DE CRISTINA KIRCHNER 🔥
— Agarra la Pala (@agarra_pala) November 8, 2024
"En campaña de recorrida, mucha mano, mucho beso; ella iba a la camioneta después, agarraba el alcohol en gel con CARA DE ASCO y se limpiaba porque la tocaron.
Me lo contaron y me parecía un chisme, pero… pic.twitter.com/jSgVQsuwia
La crónica, para no ser rígida con la verdad, aclara: se trata de un rumor con olor a mate frío y bancada política.
Nadie mostró el certificado médico del ataque (aparte del vértigo emocional de la jornada) y la seguidora, entrevistada por un medio que no demostró lo contrario, declaró que solo pretendía darle un beso de agradecimiento, no contagiarle una condición socioeconómica.
La vecindad, por su parte, aprovechó para sacar fotos, comprobar que la vereda estaba libre y reponer la tranquilidad que da la certeza de que, al menos por ese día, nadie cambió su billetera.
Especialistas en gestos públicos señalaron que los abrazos políticos funcionan como café: calientan, unen y a veces dejan manchas. "Hay abrazos que funcionan como discurso y otros que generan un incidente diplomático entre la empatía y el protocolo penitenciario", explicó uno que se define como analista y tiene cuenta activa en redes.
La seguidora (según la versión) no sabía si se abrazaba a una líder, a una vecina o a la historia viva de la política argentina; lo que sí supo fue que el abrazo quedó registrado para la posteridad (y para los memes).
En tanto, el entorno de la ex mandataria se limitó a repetir la versión oficial: "Fue un susto, nada más. Se trata de una señora mayor que reaccionó por instinto", dijeron desde donde suelen responder con frases medidas y, a veces, con ironía estratégica.
Los pedestres que presenciaron el episodio, en cambio, juran que lo único contagioso fue la risa nerviosa de algunos transeúntes cuando escucharon el grito.
Como toda buena anécdota política, la historia ya quedó en 3 versiones: la romántica (un amor de militante), la conspirativa (un operativo de prensa) y la épica (la pobreza como villana invisible).
La moraleja de la jornada (para quien tenga ganas de buscar una) es simple: en la política argentina, hasta un abrazo puede convertirse en titular, y hasta un titular puede terminar en un abrazo virtual, en forma de comentario.